PARA EMPEZAR.
Hace pocos días, llego al buzón de mi casa, una
revista de publicidad de una enorme tienda departamental, tenía varias
secciones: ropa, electrodomésticos, muebles, la colección que presentaba de
estos indicaba: “estilo vintage”.
Ya he tocado en muchísimas ocasiones el tema
concerniente a los términos “Vintage y Retro”; las diferencias
implicadas e incluso la diferencia con otros términos como “antigüedad” y “clásico”; no abundare más sobre el tema, salvo por lo concerniente a varias preguntas
realizadas por los amables lectores al respecto de entradas anteriores, en las
que se menciona a una serie de Revistas justamente con el término “Vintage”.
Entonces: en el sentido más coloquial una revista
que ha cumplido su función -recreativa, informativa, utilitaria, etc.- prácticamente
es un desecho, comúnmente se refiere a ellas como “revistas viejas”
o “revistas atrasadas”; este tipo de material, debido a la fragilidad de su
estructura y a las cualidades de los materiales con los que se manufactura,
fácilmente puede convertirse en un producto residual.
Sin embargo, una “Revista” en cualquiera de sus
posibilidades editoriales: historietas, informativas, lúdicas, de
divulgación científica, especializadas, etc. y en cualquiera de sus posibilidades
pragmáticas: lectura, rediseño, investigación, coleccionismo, etc. puede
también considerarse en el ámbito de la definición actual de “objeto Vintage”
por lo cual:
Dado lo anterior, se hace necesario considerar dos
cosas:
Primero, que, bajo esa definición, cualquier
revista que se haya publicada antes de 1996, puede ser un objeto Vintage,
considerando que mientras esto escribo, corre el año 2016.
Y segundo, que esa posibilidad de convertirse en
objeto Vintage, no solo la establece el año de publicación, si no también las
características de la revista, es decir -ateniéndonos a la definición
anterior- deberían ser publicaciones de “particular belleza”; y aquí
es en donde se genera la mayor cantidad de controversias del mundo Vintage,
pues la “particular belleza”, es por lo menos un término subjetivo.
Además considerando por un lado, que los “cánones
de belleza” que en el pasado existían para una gran cantidad de objetos, cosas
o situaciones, en la actualidad han tenido que reconsiderarse, en pos de
convencionalismos modernos más incluyentes y abiertos; y, por otro lado, que
existe una ingente cantidad de tipos de objetos, para los cuales, esos cánones
ni tan solo han tenido la oportunidad de concretarse en una declaratoria, de
alguna asociación, sociedad, centro, grupo, club, etc, entre ellos "Las
Revistas", es importante mencionar entonces, que el termino: “particular belleza”,
se torna no solo subjetivo, sino relativo y hasta ambiguo; lo cual desde luego puede
dar la pauta para establecer precisamente esos criterios, características o
finalmente cánones no concretados.
Por lo cual De todo lo anterior podemos extraer una
sencilla conclusión:
Al igual que en
cualquier gran colección, lo que importa no es “La Regla”, sino la “Excepción”.
Terminaré entonces diciendo, que sin importar si es
papel couche o papel revolución, si es impresión litográfica o linotipia, si es
a una sola tinta, o a nueve tintas, si es ficción o recetario, si
esta en ¼ de carta o en tabloide, si esta dibujado o tipeado y con fotografías,
si esta dedicado a niños o a adultos, si es de una editorial puramente mexicana
o adaptada de alguna extranjera, las Revistas Viejas, que tanto
propugnaron por tener un lugar fuera de bibliotecas y hemerotecas, son hoy mas
que nunca:
“Objetos Vintage de excelencia” .
Busquemos y continuemos pues.
Fig. 1. Una Imagen del original estilo vintage, tomado de una revista de los años cincuenta.
Fig. 2. La original imagen de la revista citada.