Estaba el otro día,
viendo videos de programas mexicanos antiguos y entre los capítulos de los años
sesentas salió una historia de los hermanos Grimm interpretada en el programa “Teatro Fantástico” por una serie de
actores en ciernes, comandados por el mítico Enrique Alonso, lo interesante es
que el capítulo concluía con una serie de anuncios comerciales en torno al
Chocolate Express de “La Azteca”, de inmediato me acorde de los Vintage que tenía
hacía tiempo de esa marca, una serie de frascos y latas y algunos termos de
finales de los años cincuenta, utilizados a su vez como promoción y como
anuncio comercial. También pensé que había otras marcas mexicanas del mismo
tipo, que habían producido, a semejanza, una serie de objetos promocionales que
en la actualidad eran Vintages muy buscados: vasos de chocolate Presidente,
estucheras de Toblerone, tazas de chocolate Ibarra, latas de chocolate
Abuelita, o alcancías de plástico inflado de Larin, entre muchas cosas más. De
entre esos y muchos Vintages producidos por las empresas del chocolate mexicano,
sin lugar a dudas lo más buscado era lo más perdurable, la lámina litografiada
como en todos los casos cumple este requisito; específicamente latas,
alcancías, estucheras o loncheras, mientras esto pensaba, recordé que hacia
bastante tiempo vi por primera vez una alcancía de Choco Milk, que en esa
ocasión no pude adquirir, pero quise por siempre.
Ese día en que estaba
viendo los antiguos capítulos de la televisión mexicana, también realice una
búsqueda exhaustiva en mis bases de datos sobre el Choco Milk, ese producto que
en realidad era de una empresa extranjera pero que tanto éxito tuvo en México,
y que incluso llego a ser casi un sinónimo de “leche para niños”, por otro
lado, su consumo se arraigó tanto que surgieron frases que se volvieron
coloquiales para siempre: “tomate tu chocomil”, ¿le pongo chocomil a su
licuado?, entre otras y aun hoy en día cotidianas, incluyendo también las
referentes al personaje que se creó como parte del diseño de producto: “Pancho
Pantera”.
Sin embargo y pese a
ello, es muy común leer en internet criticas expresas a dicho personaje, a sus
creadores e incluso a la marca que le dio origen, hay una vasta cantidad de
documentos analizando que si el personaje atentaba contra la integridad del
mexicano, que si era una franca declaración en contra de la protección de
animales o que si propiciaba el consumismo extremo, la obesidad y no sé cuántas
cosas más.
Pensé en ello el domingo
pasado mientras caminaba por la Lagunilla, mientras me pare en un puesto y
revise una linda lonchera de lámina litografiada, una lonchera de Choco MIlk, pensé
en ello y en sus viñetas por demás ingenuas; que fácil es poner cosas sin
sentido en internet.
Fig.1. La Lonchera Choco Milk de los años sesentas
Fig. 2. Detalle lateral de la lonchera Choco Milk
de los años sesentas