Aún recuerdo que durante la
primera etapa de la colección, todo era incierto; había periodos cortos en
donde aceptaba casi cualquier cosa que pareciera antigua, seguida de inmediato
por periodos de escrupulosos análisis de los objetos que veía, tan es así que
incluso en varias ocasiones deje pasar verdaderos tesoros por creer en ese
momento que no pertenecían al ámbito de la incipiente colección.
A pesar de ello, siempre hubo
objetos muy buscados, muy esperados, que fueron llegando poco a poco, así es
que en ese proceso evolutivo se pasó de una proyector a un plastimarx a un
juguete de hojalata, a una victrola, etc.
La colección de pronto creció
y termino por desbordar el espacio que reserve en mi casa a manera de galería;
entonces las búsquedas si que se volvieron muy meticulosas y estrictas, los
objetos muy pensados y restringidos.
Había entre tanto aun varios
vintages que había buscado y esperado por mucho tiempo, de entre ellos uno de
los tesoros universales por excelencia, uno de los “Vintages Estrella” para cualquier coleccionista, el famosísimo
“Fonógrafo de Edison”.
Y este fin de semana que
fuimos a la Lagunilla, al fin lo encontré, impecable, fulgurante sin macula.
El Fonografo de Edison estaba
ahí, esperando, implacable y ansioso de ser verdaderamente valorado, de ser
nuevamente abierto de su estuche, de
amplificar sonoramente con su bocina, de ser escuchado y admirado, como lo que
es: un verdadero Vintage.
La negociación fue larga y
tortuosa, llevo varios días; la fecha llego y corrimos temprano a peralvillo.
El Vintage final llego, y
ahora con ello, la pregunta: La colección Habrá terminado?..... al final solo
el tiempo dará su veredicto.
Fig. 1. Fonografo Modelo C.