. . . Estoy caminando en ese
miércoles sin mucho que esperar; los días anteriores habían sido muy difíciles,
mucho trabajo, muchos compromisos; aunque también muchas satisfacciones, pero
sin lugar a dudas mucha claridad en cuanto a la colección Vintage; estoy en una
calle húmeda por la lluvia de la noche anterior, el sol apenas se asoma entre
la bruma de esa mañana y algunos puestos en la calle denotan la actividad
incipiente del mundo; casi sin percatarme me acerco a uno de ellos, es un
puesto que ofrece desechos de vidas pasadas y esfuerzos perdidos, tiene un montón
de ropa, varias canastas con utensilios de cocina, una caja con juguetes, me
coloco mis guantes para revisarla, una muñeca “Señorita Lily” confirma que la
incertidumbre ha concluido, me la llevo a casa por cinco pesos, la coloco en el
pedestal temporal de las muñecas Vintage, la suerte de los tesoros finalmente
ha alcanzado a toda la colección.
Fig. 1. La colección.