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martes, 18 de junio de 2013

LA TELEVISION Y LA MODA PARTE 4 … Y LA VICTROLA DE TEXCOCO.


Como lo comente hace ya algunos meses, de pronto lo “Out”, estaba “in”. La televisión se llenó  no solo de esos programas de los que también ya he hablado, no solo de esos programas en donde algunas parejas de tipos recorren países norteños, México e incluso países sureños de este continente en busca de grandes tesoros recuperados de la basura, de desvanes, bodegas, bazares, mercados de pulgas, en la carretera o en lugares cualquiera, en fin que la televisión de pronto también se llenó por todos lados de afiches retro, concursos vintage, torneos de compras y de restauraciones, en todo lo cual solo hay un factor común: el dinero, el mucho dinero, camiones de dinero por un pequeño tesoro decimonónico, por un lote de pinturas seudoflamencas, por la restauración de un cartel, por poner en funcionamiento una maquina Babbage, por casi cualquier cosa.

Dude desde el inicio de la veracidad de los millones de dólares en transacción de cada uno de los capítulos de cada uno de los programas de la televisión que estaban de moda, no solo por los tan cuestionables montajes escénicos, sino por la poca relación entre el coleccionismo, las compras, las restauraciones reales y las ahí  mostradas. De esa manera no era difícil ver como se despreciaban artículos históricos, por tener una mancha de insecto en su superficie o de ver como se retiraban los motores de un reproductor de cine o la pintura de un anuncio, en pos de dejarlos “impecables” “como nuevos”. Pensé mucho en ello, cuando la victrola de Texcoco me fue entregada y comencé a desmontarla; el motor estaba atascado, la madera dañada, etc; de haber sido uno de esos programas de televisión, habría puesto un motor eléctrico de C.A, nuevo con opción de variación directa de revoluciones y paro automático, bocina estéreo en lugar de la monoaural directa, habría sustituido las placas de madera dañadas por paneles nuevos de chapa de arce, etc; pero no hice nada de eso, en efecto realice un proceso de reparación, por una simple razón filosófica: al sustituir, cambiar o adecuar, el objeto, este deja de tener identidad, se convierte en un hibrido funcional embellecido y deja de ser lo que es: un objeto del pasado, quizá un verdadero Vintage. Rectifique un engrane doblado, engrase el motor, acondicione los rodamientos, nutrí por días profusamente a la madera, bruñí su superficie, quite las ralladuras con horas de pulido. La victrola quedo “como nueva” “Impecable”, y siguió teniendo su identidad.

El día que la entregue, fue de los más felices de esta belle epoque, el ver a sus legítimos propietarios emocionados y felices de escucharla de nuevo sisear con los discos a 78 rpm, fue un pago mayor que un camión lleno de dólares.

Fig 1. El motor de  la victrola VV 4-3 rectificado
engrasado, pulido y listo para ser colocado