En este mundo de búsquedas
siempre es importante estar enterado, y sobre todo concentrado, porque hay
quienes se aprovechan si no.
Fui a Cuauti-Perimartes, la
semana pasada, a buscar alimentos exóticos –ese programa en la tele por cable,
me ha dejado intrigado-, y encuentro de todo: pato salvaje desplumado o con
plumas, caracol panteonero embolsado para sopa; zorrillo, lechón y tejón;
insectos inclasificables, acociles, vIbora de cascabel y sin cascabel e incluso guajolote-pollo, para caldo o
para brujería. De pasadita –y así lo decido- me doy una vuelta por los puestos “de
todo”, que entre su todo tienen casi siempre objetos antiguos.
En uno de ellos hay algo que de
pronto atrae mi atención sobre manera: son dos charolas de refrescos Lulú, y
atraen mi atención porque no son las charolas objetodeculto clásicas; aquellas
que se supone se obsequiaban en los años sesentas en la compra de cajas de
“refrescos Lulú”, o “Pascual”, aquellas charolas redondas de lamina que
sencillamente merecen un lugar especial en cualquier vintage_colección. No, no
son esas; son para empezar rectangulares, y de un material que –una vez mas- es
descrito por el ñor_vendedor, como “plástico”, y aunado a ello aumenta su
información no parca, sino “ultraparca”: son viejas, de los sesentas o
setentas.
Obvio no le creo, obvio por diez
pesos cada una, las compro. Sin embargo me voy con un poco de desaliento de
buscador; el negocio anda mal, el engaño ya es generalizado. Por todos lados ya
se sabe que el pasado anda de moda.
Aun así las reviso con cuidado
para encontrar algún indicio de su fabricación; no hay nada, solo en su parte
posterior esta una inscripción rarísima, que indica que fueron hechas en China
y que son de melamina, en efecto ese “Plastico” muy útil en la elaboración de
todo, y casi siempre restringido en la industria de los alimentos.
En fin que resultan ser de la ultima década –su
antigüedad no es mayor ni de cinco años-, pero esto no me hace sentir mal ante la
información del ñor_vendedor. Pues
tienen dos elementos sumamente divertidos: Primero una frase envolvente:
“hay clásicos que no se olvidan” y segundo, que sus diseños están inspirados
en aquellas charolas-vintage de los años sesentas.
Sin embargo, en las charolas de melamina la
imagen de “Lulú” corresponde a aquella que se diseño después de que la imagen
original fue sustituida –la leyenda urbana dice que tras el juicio entablado por el hurto y uso de la imagen de nada
menos que Betty Bop-.
Lo cual me lleva a concluir este
documento con el recuerdo de que hace solo unos días, antes del estropicio, vi
un anuncio en una tienda junto a mi casa en donde promocionaban los Refrescos Lulú,
con una imagen mas moderna y actual, le dije a la señora de la tienda si me lo
podía llevar, pero me lo negó.
Luego, me lo robe.