Y con esas ganas terribles, solo
recordé esos lejanos días en que mi infancia terminaba, cuando todo estaba por
cambiar: entrar a una nueva etapa escolar, dejar la música antigua en pos de
nuevos horizontes, dejar los juguetes, en pos de nuevas metas; y esa nueva meta
se materializo casi de inmediato en una revista que había comenzado a
publicarse más de 15 años atrás del momento en que la descubrí en el puesto de
periódicos, esa época en que solía comprar comics, y por ello fui; y los comics
acabaron y con ello todo y la historia volvió a empezar y entonces y a partir
de ahí, cada esfuerzo, cada lucha, cada plan cada meta, cada deseo, estuvieron
dedicados a leer y completar mi colección de revistas DUDA, y el sueño duro
mucho tiempo, muchos años, hasta que la vida presento otros escenarios después.
Pienso en ello, mientras veo que
aunque habían pasado años sin ver ni hablar de mi colección DUDA, todos los
números que compre ese sábado romántico fueron incluidos en la colección, había
acertado a todos. Quise mucho a mi colección esa era una verdad, y LO INCREIBLE
ES LA VERDAD.
Fig. 1. El lote de revistas DUDA comprado
aquel día.