Vistas de página en total
miércoles, 12 de noviembre de 2014
LOS ORIGENES… Y EL CARRO DE PEDALES
Era domingo temprano y no había mucho
por hacer, una vez más la suerte juega a
nuestro favor y de pronto estamos en la ciudad en búsqueda de tesoros; es una
búsqueda rápida; un pequeño regateo lleva al Indy-Apache a la colección, pero más
que eso a una profunda reflexión.
Pienso en ello de camino a casa,
pienso mucho y los recuerdos me invaden; los recuerdos, las añoranzas y los
deseos, pero también las conjeturas y los análisis o temores; de entrada hay
algo que me inquieta, se llama la búsqueda y su frecuencia, y más allá de ello,
esta la seriedad y la importancia o trascendencia. Esta frecuencia ha tenido
severos cambios, aunque en realidad sea la frecuencia o quizá solo el ritmo;
antes era un trabajo de todo el fin de semana; cuando la historia comenzó era
ir el sábado o domingo de cada semana, o ambos días, era la Lagunilla, los tianguis
de la colonia de los Doctores y la Avenida Alvaro Obregón, una rutina que se
repitió por muchos fines de semana de muchos meses por quizá algunos años, luego
trasladaron el tianguis de Obregón y en su nueva cede el tianguis se desangelo,
lo mismo paso con el de la colonia de los Doctores tiempo después, Lagunilla
aun no, pero en muchas ocasiones resultaba que no había nada nuevo, nada
intrigante, interesante o importante, y así poco a poco las búsquedas de fin de
semana se fueron espaciando; fue casi cuando supe que en el norte de la ciudad
había otros lugares con ocasionales tesoros, otros tianguis otros mercados, así
es que en la actualidad la búsqueda es de varios días en la semana y ya muy
esporádicamente el fin de semana, solo sábado a veces o domingo en el demasiado
desangelado y reubicado tianguis de Doctores; sin embargo las búsquedas de la
actualidad son más detalladas, son mucho caminar, mucho observar y buscar y
analizar pero poco encontrar. También llega a mi mente, que muy al inicio de la
historia, de hecho cuando aún se cernía su inicio, la idea de la colección era
muy diferente a la actual. La idea inicial –y esto es notorio y de suma
importancia- era establecer una colección de objetos antiguos (vintage)
constituida por un ejemplar de las muchas cosas que pudiesen considerarse así:
una cámara fotográfica, una máquina de coser, un proyector de cine, un disco de
78 rpm. Esta idea inicial, rápidamente fue transformada; creo que todo inicio
con los visores View Master, al llegar el primero de baquelita trajo consigo el
saber que había muchos modelos por época, por marca, por color, por
iluminación; de pronto la colección empezó a ampliarse en esa sola vertiente;
lo mismo paso con los radios sobre los cuales la idea inicial, fue que la
colección contara con un ejemplar de bulbos, uno de transistores, uno de
circuito integrado de la primera etapa, pero de igual manera cada clasificación
podía tener infinidad de ejemplos, de materiales, de marcas, de tipos; y así
fue ampliándose esa otra intercolección: de madera, de baquelita, de plástico, de una
banda, de dos , de tres, RCA, Philips, Sky Line, claros, obscuros, de pedestal,
portátiles, etc, y como estos ejemplos está casi toda la colección, por lo cual
hoy en día las intercolecciones son tan diversas, como las posibilidades
existen: juguetes Mar, juguetes plastimarx, robots espaciales, robots ciborg,
victrolas victor, envases de refrescos solos y llenos, charolas lulu y charolas pascual, charolas de
refrescos y charolas varias, proyectores
con sonido en 8 y proyectores en super 8 y así un larguísimo etc, con muchas
variaciones en cada elemento.
Muy al principio de esta historia,
cuando aún se estaba en ciernes, cuando se quería una plancha de carbón y un
carrete de 8 tracks, uno de los elementos que se pretendían era un carro de
pedales metálico, eventualmente del periodo 1960-1970; de hecho en una de las
primeras búsquedas de facto en aquel noviembre del 2011, se tuvo la posibilidad
tangible de adquirir uno, del periodo buscado, en buen estado y a buen precio;
sin embargo en esa ocasión, dado que resultaba imposible ya cargarlo junto con
todo lo que ya se había adquirido (una consola capistrana, un proyector
telecinemagico, un tren, una charola, varios envases), la compra se denegó postergándola
para la siguiente vez, que jamás llego; y no llego principalmente por la
influencia de “La televisión y la moda”,
de pronto los precios se fueron al cielo; la influencia fue terrible, de pronto
había ingentes cantidades de post-yupis, compradores compulsivos, insertados en
la moda en la búsqueda de las “antigüedades” y en el aumento de la demanda, habiendo
de cumplir al pie de la letra las leyes económicas ancestrales las cosas fueron
asi; y de pronto, de un día para otro todo valía oro, aun en objetos deleznables:
por tipo, por estado, por todo; y así
pasaron años sin que el carro de pedales pudiese llegar a la colección; hasta
este domingo en que temprano y sin mucho que hacer en que se decidió ir a
antigüedades a la búsqueda de tesoros; y ahí estaba un ejemplar digno, en buen estado, del periodo buscado; un
pequeño regateo lleva al Indy-Apache a la colección, y con ello a varias
consideraciones finales: primero, el espacio libre casi inexistente para
contener la colección, regresa a tema de preocupación, y segundo y más
importante: con este ejemplar, de lo último faltante a la colección –de acuerdo
a la idea inicial-, ¿se está en la antesala del final?. Solo espero que no, pues
en los últimos días todo había tomado nuevos bríos, nuevos horizontes y nuevas
motivaciones, aunque de serlo así, quizá entonces si deberé buscar nuevos
espacios, pues entonces, dado la experiencia pasada solo quizá implique una
nueva colección, el tiempo lo dirá. Pienso en ello mientras llego a casa,
mientras bajo el carro de pedales, lo lavo, lo pulo, lo lustro, pienso en su
llegada a casa y en que debería mejor salir a subirme en él y jugar.
Fig. 1. El ahora celebre Carro de Pedales Indy-Apache
Suscribirse a:
Entradas (Atom)