Acapulco llego a representar siempre algo en mi vida, fue al principio
la enarbolacion de un nacionalismo exacerbado, fue por algún tiempo la envidia cuando
toda la familia iría sin mí; fue después las vacaciones y los fines de año con
estruendo, luego fue una nueva oportunidad para la felicidad, y al final fue la
meta por una vida mejor.
Y un día, después del último viaje de amor, sencillamente, se acabó.