Aun
recuerdo esa pequeña época en que la colección, la pagina y la actitud vintager
estaban en ciernes, en que la historia estaba por comenzar, los días de
Queretaro, y las compras fortuitas antes de que todo fuera una realidad
tangible; los días de ir a buscar algo que quizá solo parecía interesante, en
que la búsqueda no estaba muy planeada ni organizada, ni nada; fueron esos días
de aquel ya casi muy lejano 2011, en que los limites no se habían establecido
en lo absoluto; y así fue como de pronto, llego a la aun nonata colección, una
maquina Smith Corona, una consola Family, un fechador Panasonic.
Luego
cuando la historia comenzó en aquel noviembre, lo primero que quedo claro fue
establecer planes de búsqueda, lugares, estrategias y sobre todo fechas,
periodos y mas claramente los limites que debería de tener la colección en
cuanto a la época o los años que habrían de tener los objetos.
La
primera versión de esta nueva directriz fue muy ambiciosa, la colección debería
estar basada en objetos de los años treinta y cuarenta, cincuenta
quizá, pero solamente; sin embargo pronto se vio la dificultad de tal empresa,
dado que de haber sido así, la colección habría sido en exceso lenta y en
exceso costosa y además en exceso limitada, pues había grandes objetos que pertenecían
a otras épocas: ahí estaban la mayoría de los radios de plástico portátiles de
los sesentas, ahí estaban los juguetes electrónicos de los setentas, ahí había una
veta mucho muy rica que quizá se hubiera perdido de haber mantenido tal
directriz; y entonces fue que muy pronto, por días o semanas tal ves, surgió un nuevo limite:
la fecha de mi nacimiento, la colección solo contendría objetos
anteriores a tal hecho histórico… y la historia volvió a comenzar, y la oportunidad
se abrió de pronto, y fue así como entraron esos grandes tesoros Vintage, los
radios divertidos, los proyectores sonoros, la ingeniería aplicada.
Luego, estando en la búsqueda, visitando muchos lugares, viendo muchas mas cosas,
la historia se repitió: de mantener ese limite se dejarían de lado grandes
tesoros, históricos objetos, valiosos Vintages.
Finalmente,
luego de la incertidumbre de las muñecas y esa super-epoca-vintager, los
limites tuvieron que ser reescritos, un poco por una cosa, un poco por otra, un
poco por el futuro y también un poco por el pasado, pero sobre todo en mucho,
por los limites que la misma definición “Vinatge” establece: Veinte años atrás,
veinte años de historia y veinte años de haber producido objetos de uso
cotidiano y de singular belleza; veinte años como mínimo, o como máximo según se
vea.
La
historia de pronto volvió a comenzar; las fuertes tensiones de los límites férreos,
fueron liberadas, la colección respiro en pos de la libertad, y yo con ella.