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domingo, 24 de marzo de 2013

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Los días y las semanas que siguieron a esa época difícil, fueron muy intensos y extraños; las carpetas que contenían los registros finalmente se pusieron a punto, la vida permitió asi, un respiro; pero luego vino el súbito viaje al mar, con el encuentro de realidades jamás sospechado;  fueron pocos días, poco sol, mucha lluvia, mucho frio; el regreso fue también difícil, dejar atrás la experiencia vivida siempre es difícil.
 
Después vinieron los días de arreglar el mundo, de componer y levantar lo que en segundos había quedado destruido. Y el mundo se salvó, y con ello, el cine, los libros, las fotografías, y la loca pasión de divertirse con el pasado y así sin justificación por los escrito y lo no escrito, este sueño vuelve a comenzar.
Entonces sin más preámbulo, salimos a la carretera, a devorar kilómetros en busca de tesoros perdidos, de quimeras escondidas y de joyas  en espera de ser rescatadas. Luego el centro de Toluca era el objetivo, pues tenía la información de una tienda de antigüedades, que primero no se encontró, luego se encontró cerrada y al final se encontró abierta, pero sin nada por rescatar. Salimos de Toluca y pasamos por ese viejo lugar de las máquinas de coser a la orilla de la carretera,  el tesoro: dos pedestales y como  adicional una Victrola portátil.
Luego la fiesta, los amigos, y no saber nada más. El  fin de semana, a comenzar con el nuevo proceso de restauración, que revela lo más importante: que se trata de una Victrola Víctor 50.
Finalmente ayer en  una de las visitas al centro de la ciudad y sus tianguis de antigüedades: completar casi la colección, hojalata japonesa, las revistas faltantes, los reproductores  desconocidos.
  
Hoy solo me queda ponerme a trabajar, la ingeniería me espera, las clases me esperan y por la noche, volver a soñar.
Gracias.
Fig. 1 La ex-afamada tienda de antiguedades
de Toluca
 
Fig. 2 La Victrola Comprada en lacarretera. 
 
Fig. 3 Sin Duda una pieza de colección