Los
días y las semanas que siguieron a esa época difícil, fueron muy intensos y
extraños; las carpetas que contenían los registros finalmente se pusieron a
punto, la vida permitió asi, un respiro; pero luego vino el súbito viaje al mar, con
el encuentro de realidades jamás sospechado;
fueron pocos días, poco sol, mucha lluvia, mucho frio; el regreso fue
también difícil, dejar atrás la experiencia vivida siempre es difícil.
Después vinieron los días de arreglar el mundo, de componer y levantar lo que en
segundos había quedado destruido. Y el mundo se salvó, y con ello, el cine, los
libros, las fotografías, y la loca pasión de divertirse con el pasado y así sin
justificación por los escrito y lo no escrito, este sueño vuelve a comenzar.
Entonces
sin más preámbulo, salimos a la carretera, a devorar kilómetros en busca de
tesoros perdidos, de quimeras escondidas y de joyas en espera de ser rescatadas. Luego el centro
de Toluca era el objetivo, pues tenía la información de una tienda de
antigüedades, que primero no se encontró, luego se encontró cerrada y al final
se encontró abierta, pero sin nada por rescatar. Salimos de Toluca y pasamos
por ese viejo lugar de las máquinas de coser a la orilla de la carretera, el tesoro: dos pedestales y como adicional una Victrola portátil.
Luego
la fiesta, los amigos, y no saber nada más. El fin de semana, a
comenzar con el nuevo proceso de restauración, que revela lo más importante:
que se trata de una Victrola Víctor 50.
Finalmente
ayer en una de las visitas al centro de
la ciudad y sus tianguis de antigüedades: completar casi la colección, hojalata
japonesa, las revistas faltantes, los reproductores desconocidos.
Hoy
solo me queda ponerme a trabajar, la ingeniería me espera, las clases me
esperan y por la noche, volver a soñar.
Gracias.
Fig. 1 La ex-afamada tienda de antiguedades
de Toluca
Fig. 2 La Victrola Comprada en lacarretera.
Fig. 3 Sin Duda una pieza de colección