Estaba este Domingo por la tarde ya
sin nada por hacer, todo en orden: las cosas de mi trabajo listas, la
computadora actualizada, las finanzas analizadas y a punto; decidí entrar entonces a
la galería principal de mi casa, no había un orden estricto, porque eso era ya
imposible, sin embargo, si se podía pasar, y
tomar cualquier objeto, y así entre muchos juguetes y cromos que observo
y revaloro, sale de pronto mi Reloj
Gilbert, ese viejo Vintage de cuerda hecho en estilo Art Deco, que compre en aquel entrañable viaje a Querétaro al inicio de esta gran historia;
mientras le daba cuerda recordé que hacia solo unas semanas habíamos ido a ver la réplica de la Capilla Sixtina en la plaza de
la República, y luego de la visita caminamos por la Plaza y nos admiramos al
ver las lámparas que iluminan al Monumento a la Revolución, sus diseñadores se decidieron justamente
por ese estilo para su construcción: el Art Deco.
Pienso en estas cosas, mientras escucho el ritmo de mi reloj Gilbert sobre mi oido, sobre todo en estos días Olímpicos, en que tanto se ha
hablado de la ciudad de Rio y de su emblemática imagen del Cristo Redentor, que
sabiamente sus constructores lo hicieron en ese estilo, el Art Deco.
Coloque en su lugar al Viejo reloj Gilbert, salí de la galería y me fui a dormir, quería soñar con muchos de esos recuerdos, en donde el Art Deco esta siempre presente, pues siempre estaba en todos lados, y parecía que lo estaría por siempre.
Fig. 1. El Relog Gilbert, aun en funcionamiento.
Fig. 2. Las luminarias de la plaza de la Republica. y al fondo el exterior de la replica de la capilla Sixtina.
Fig. 3. El cristo Redentor, que se encuentra en el cerro del corcovado, y que por lo cual también se le suele llamar: el Cristo del Corcovado
Fig. 4. Souvenir de la exposición a la que de pronto todo mundo quería ir, y que por ello los organizadores habían decidido que fuese con limite de tiempo. Apenas y nos dejaron dar una vuelta y fin de la visita, sin posibilidad siquiera de tomar fotografías ni nada, yo esperaba que entonces vendieran en la salida, bastas colecciones de imágenes oficiales, pero no fue así, afuera solo estaba un señor vendiendo llaveros apocrifos, y eso no dio la despedida de la exposición.
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