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viernes, 8 de abril de 2016

EPILOGO DE LA TOUR DE FRANCE.

Nos sentamos en la sala de mi casa, mientras la aguja recorría el disco de Will Glahe; eran mediados de ese marzo infernal y yo sin saber que aún faltaba lo peor; sin embargo, una vez más la magia de estar con Papa y mi Hermano dio un respiro a la vida. De pronto esa sensación de estar protegido regreso, esa sensación de fiesta de la infancia se volvió a vivir, y esas pláticas que jamás terminan, llenaron ese sábado por la tarde en la sala de mi casa.

Papa evoco todo lo que recordaba, y aun se tuvo el aplomo para  hacer planes para un eventual futuro juntos. Los tiempos ya habían cambiado mucho, la emoción solo duraba el par de caras del disco.

Algunos días después, mientras estábamos en el último concierto que dieron los Rolling Stones en México, llenos de emoción rockera, conseguí un souvenir que quizá con el tiempo se convertiría en un Vintage, de no serlo, me recordaría para siempre esa tarde con Angel y mi Hermano.


Papa y mi Hermano se fueron el viernes santo por la mañana… había querido volver a poner el disco de “La Tour de France”, y muchos más. Pero como siempre pasa, las prisas llegaron, los imprevistos, la chapa del baño atorada… salimos corriendo rumbo al aeropuerto. Deseaba con todas mis fuerzas que jamás se fueran.
Fig. 1. El Vintage para el futuro.

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