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viernes, 29 de septiembre de 2017

JUGUETES MEXICANOS….3

La historia  de los juguetes mexicanos, de las décadas pasadas, en particular del periodo 1970 a 1990, está llena de contrastes; va desde las grandes compañías jugueteras mexicanas que incluso confrontaron a los Empresas Líderes Mundiales, hasta los Juguetes Piñateros, pasando por los plásticos corrientes de marcas ya olvidadas hasta los Bootlegs que salvaron a los “Reyes Magos” en más de una ocasión; esos años jugueteros, coinciden apenas con el periodo de la crisis mexicana, pero no la definen, pues años antes e incluso hasta ahora, es absolutamente común seguir viendo en los muchos mercados y tianguis mexicanos, locales con juguetes de este tipo.

En la actualidad es triste ver que la ingratitud económica, acabo prácticamente con la gran industria del juguete en México, esas compañías que se encargaron de crear majestuosos ejemplos de producto, hoy solo viven en los recuerdos, de quienes los conocieron, de quienes laboraron, y de quienes los disfrutamos; existen comunidades en internet, que se dedican a buscar todo lo buscable, incluso visitando las viejas fabricas que ya no existen, entrevistando a vecinos del lugar, a antiguos trabajadores.

Esa hecatombe solo trajo algo bueno para estos tiempos: convirtió los juguetes en búsquedas Vintage insaciables, por toda la ciudad por todos los rincones; en las azoteas, y en las cajas arrumbadas en las partes traseras de las casas, de cualquier edificio, de cualquier barrio, en los pueblos de la provincia mexicana.

Los juguetes antiguos -casi todos, sino es que todos- representan la valorización de un objeto de singular belleza y que fue utilizado en el pasado, o sencillamente: Vintages.


Por ello, por el pasado, por los juegos, por los recuerdos: Gracias.


Fig. 1. Muchos Juguetes.

ENTRE RADIOS . . . 1

La radio es para escucharla, 
para aprender, para entretenerse, 
para disfrutar.

Hacia días, desde que comenzó esta época de estropicio, que solía subir al tercer piso de mi casa, en donde estaba mi segunda galería Vintage, a escuchar música de La Radio; Los Radios que ahí se exhibian eran de plástico de los sesentas y setentas, casi exclusivamente solo sintonizaban las frecuencias de amplitud modulada “AM”,  por lo cual tenia pocas opciones para escoger. 

Me gustaba estar ahí, me gustaba la música y escuchar La Radio. A decir verdad lo había hecho desde niño, desde siempre; recordaba los días en que Papa nos compró el modular Fisher, escuchábamos las estaciones de moda: Radio Exitos, La Pantera, Radio Capital, poníamos un casete y esperábamos a que saliera una canción en La Radio para grabarla, hacíamos compilados, era un mundo que no existe mas.

Después de esa época inicial, conocí de la mano de Papa la estación que me gusto para siempre, se llamaba Radio Universal, y se transmitia en el 107.3 MHz de Frecuencia Modulada (FM). Y paralelamente en la búsqueda que por esos tiempos hice de otras estaciones, conocí Radio 620, con su idílico eslogan “La música que llego para quedarse”. Solía escuchar por la tarde el programa “Gracias por el recuerdo”, inclusive grabe en un casete varios de esos programas.

Pensé mucho en eso, mientras escuchaba viejos boleros mexicanos en la radio en el tercer piso de mi casa en un viejo Radio RCA Vibra, ya quería seguir disfrutando de la vida.


Fig. 1. El radio RCA Vibra; atrás un pequeño Four-Stars.

viernes, 22 de septiembre de 2017

EL ULTIMO VIERNES DE SEPTIEMBRE

O quizá simplemente "viernes", o el "ultimo viernes" o quizá mejor aun el "Ultimo Dia". 

Había estado limpiando los últimos objetos Vintage conseguidos, luego de los terribles acontecimientos de ese viernes por la mañana, en ese día terrible después del temblor. 

El ultimo día que había estado aquí, había sido justamente ese, el día del temblor, aquel del 19 de septiembre, en que pedí a Dios por mi vida, pues estando en un primer piso de un edificio de cinco, que mas se puede pedir.


Cuando el temblor terminó, salí lo mas rápido que puede, deje los objetos Vintage sobre una estufa en donde los limpiaba, estos y los conseguidos días atrás. Me fui con miedo, y hoy que regrese aun estaban ahí esperándome; mi vida acababa de terminar, y tan solo quería al menos dejar preparado todo.

Al menos no me iría con ese pendiente también.


Fig. 1. Algunos de los Vintages de aquel ultimo Viernes.



lunes, 18 de septiembre de 2017

CROSSOVER Y RECUERDOS

Cuando eramos niños, solían gustarnos -como a casi todos los niños que conocíamos- los cómics de superhéroes; comprábamos varias de las revistas que eran publicadas cada semana: Los Vengadores, Los Cuatro Fantásticos, El Hombre Araña, El Diabólico; solíamos juntar prácticamente todo el dinero que nos daban para gastar en la escuela, había sido una época dificilísima, no comprábamos todas los capitulos que aparecían en el puesto de revistas, solo para las que nos alcanzaba; las leíamos una y otra vez, las juntábamos en la caja en donde estaba nuestra colección. Era un mundo antiguo que ya no existe mas.

Luego, un día apareció un anuncio en una de ellas: Que pronto publicarían un "numero especial", en donde aparecían personajes tanto de la Editorial Novedades (que en esa época publicaba las historietas de Marvel) y de su editorial competidora: DC (que era publicada en México por Editorial Novaro), cuyo superhéroe principal era nada menos que “Supermán”; aquello parecía una locura, pues al menos en nuestro conocimiento eso no había pasado nunca, salvo en los juegos infantiles en donde todo es posible, así que esa publicación extrañísima de dos editoriales rivales, lo que después supimos que se llamaba "Crossover" era todo un hito.

Las semanas pasaron y el “Crossover”, era anunciado, cada vez con mas impacto, nosotros lo veíamos, complicado, pues mientras los cómics normales costaban 6 pesos, el Crossover costaría la estratosférica suma de 40 pesos. 

A duras penas juntamos, lo que pudimos durante esas semanas previas a aquel diciembre en que saldría el número especial. El día que finalmente salio a la venta aun nos faltaban cinco pesos; quiso la suerte que encontráramos a una tía a la que jamas pedíamos nada, salvo ese día. Un poco extrañada pero benevolente, nos dio el dinero que aun faltaba para nuestra costosa adquisición.

Cuando Tuvimos el Crossover en nuestras manos,  eramos justamente la encarnación de la felicidad infantil; lo llevamos con cuidado a la casa, lo colocamos sobre la mesa y lo leímos o mas bien, "lo devoramos" por primera vez, luego vendrían mas veces, muchas mas, y así pasaron mas semanas que se hicieron meses y luego años, y luego la revista desapareció sin dejar rastro ni causar sobresalto, como todo lo que desapareció en esos años.

Con el tiempo, ya bien entrada la era Vintage, busque ávidamente entre los coleccionistas de revistas y los vendedores, el Crossover, jamas lo vi ni lo encontré, tan solo hasta ayer. Que al fin el destino lo puso en mis manos, una vez mas en un precio estratosférico, una vez mas colocado delicadamente sobre la mesa y "devorado" una y muchas veces mas pero esperando esta vez no perderlo nunca jamas. 

Fig. 1. La portada del famoso Crossover.

martes, 12 de septiembre de 2017

RECUERDOS DE UNA PIN UP . . .

Hace muchos años, cuando yo era niño muy  niño, la colonia en donde vivía estaba llena de tiendas de la más diversa índole, además de las comunes panaderías, misceláneas y farmacias, había lecherías, tiendas de discos e incluso zapaterías.

A una de estas solían llevarnos, cuando no querían ir a las lejanas zapaterías de Huipulco o cuando no había mucho presupuesto, era la zapatería de Doña Juana, y se caracterizaba porque en su entrada estaba pintada en tamaño natural una copia de una Pin Up  de Gil Elvgren ligeramente modificada. La imagen presentaba a una mujer -una Cowgirl- sentada sobre un banco, llevaba sombrero y tenia colocada solo una bota, la otra bota la tenia sostenida con una mano y un cepillo para limpiarla, en la otra.

Había sido pintada por un artista que vivía en una loma de la calle Veracruz, en una casa con grandes ventanas y también decorada con pinturas prehispánicas en su exterior; el mismo que había pintado el interior de la primera iglesia de María Reyna, en esos aun campiranos territorios del sur de la ciudad.

En la Pin Up original también estaba recargada una guitarra sobre el banco, y los colores tanto de la ropa como de las botas eran completamente diferentes.


Yo solía verla cuando íbamos a la zapatería de Doña Juana, o cuando pasábamos cerca de ahí, llamaba fuertemente mi atención; fue la primer imagen Pin Up que seguramente vi, lo recordé uno de estos días en que he hablado mucho del tema, en una visita al sur de la ciudad, al recordar que cuando cerraron la zapatería y abrieron un videoclub, le borraron la bota y le pintaron una cinta VHS, y luego algunos años después terminaron por quitarla. Que tiempos esos.
Que recuerdos aquellos.


Fig.1. La Pin Up de Elvgren Original


Fig. 2. En la pared de la extrema izquierda, estuvo 
la copia dela Pin Up de Elvgren.


viernes, 8 de septiembre de 2017

PESADILLA

Mi hermano había venido de viaje, solo unos días, por lo cual fuimos al sur de la ciudad a visitar a los familiares que aun vivian ahí; estuvimos todo el día con ellos; para la tarde decidimos salir a caminar por esas calles que vieron correr nuestra infancia, calles que esencialmente eran iguales a las que yo había visto muchos años atrás. Y entonces así caminando fue que vi el tesoro, era una vitrina de madera, vieja, muy vieja, parecía tener cien años, aún conservaba sus cristales, tenía pegados en ellos algunas calcomanías de décadas pasadas. Estaba recargada en la pared de una de esas casas de piedra que aún hay en el sur de la ciudad, casas de piedra del volcán que había hecho erupción hacia tanto, no cien años, sino mil; y ahí estaba recargada, y ahí estaba yo tocando a la puerta para preguntar si acaso la vendian; una señora sale a mi llamado, y me da la gran noticia: de hecho están por tirarla, por lo cual si quería llevármela les ayudaba; ¡Que felicidad!, pero como me la llevaría, se veía de inmediato, que la reseca madera debería pesar más de lo que mi enclenque cuerpo podía cargar hasta la casa de mis familiares. Mi hermano llama mi atención, que una camioneta de materiales está cerca de ahí; vamos a ver si nos pueden llevar la vitrina, el conductor esta sentado al volante, y nos dice coloquialmente:
-“Bueno pero nos da para el refresco”.


La camioneta se acerca hacia la casa, y entre el conductor, su ayudante y mi hermano, suben a duras penas la vitrina la recuestan sobre la batea de la camioneta, en tanto la señora me dice que tiene algunas cosas mas que va a tirar, por si las quiero; así que con algo de intriga entro al comedor de la casa aquella; en unas tinas de plástico hay muchos trastes y utensilios, se ven muy viejos, la intriga se convierte en emoción, cuando comienzo a ver lo que parecen unas piezas de ese famoso vidrio blanco mexicano; comienzo a revisar, cuando entra mi hermano y me pregunta si acaso ya nos vamos, pues los de la camioneta solo estaban de paso; yo absorto, le digo que me ayude rápido a revisar; mientras la señora acaba de sacar otras tinas con objetos varios, que si quiero buscar ahí también, que todo eso lo tirararán, le digo a mi hermano que mejor nos llevemos las tinas completas, tomamos una cada uno y al acercarnos a la puerta, llega la tragedia: “La camioneta ya no está”. Dejo la tina y corro hacia la calle, se ve una polvareda doblando una esquina, quizá sea la camioneta huyendo con lo que ahora ya solo es parte del tesoro, corro lo más que puedo, tropiezo con un pedazo de tronco que esta a media calle… despierto de la Pesadilla. Ya no puedo volver a conciliar el sueño, me quedo con mucho coraje, sin vitrina, sin objetos antiguos, pero con sueño.

EL REGRESO . . .

Fue extremadamente difícil, fueron 87 días desde la última vez que escribí; casi tres meses desde que ese junio fatídico me impidió por días tocar mi computadora al menos; luego vendrían las tormentas, la desolación, el miedo convertido en terror, y luego lo que parecía el inicio del cataclismo con el terremoto de aquel viernes.
Tome aplomo, abrí la computadora, lo intentaría ya por ultima vez.