Había estado por una semana sin casi poder moverme,
solo haciendo lo básico, apenas trabajando, pagando las facturas; hasta ese
viernes que todo pareció mejorar.
Entonces, caminando despacio por el norte del norte,
sin un plan fijo de búsqueda, me encontré a mi antiguo amigo de las antigüedades;
platicamos un poco, cosas varias cosas sin sentido, solo mientras yo veía que mercancía
tenia a la venta: unos carritos Politoys, unos llaveros, manuales de cocina,
piezas de lamina japonesa, un Teléfono Indetel. Me llevo dos revistas, un
cenicero de México 70, se los encargo mientras termino de recorrer el lugar,
regreso no hay nada mas (salvo un VW sedan japonés Bantai, ultra inflado de
precio), cuando llego por mis cosas, mi antiguo amigo de las antigüedades, esta
acompañado de otro señor, me lo presenta, que es el responsable de “La Galería del Recuerdo de Frida Kahlo”…
según lo cual, mi amable presentado es el dueño de una ingente cantidad de
piezas originales tanto de ella como de Don Diego, fotografías, correspondencia,
dibujos, figuras, incluso piezas de arte precolombino; pronto se vuelve mi nuevo amigo y me invita a su próxima exposición
en el parque Naucalli en Naucalpan, mientras mi antiguo amigo de las antigüedades
vuelve a ofrecerme el teléfono Indetel (que en algún momento perteneció a Teléfonos de México en los años setentas), mi
nuevo amigo me indica: es de Baquelita Roja….
Tomo el teléfono pago su precio sin regateo, camino
por los intrincados y polvosos pasillos, me voy del norte del norte a casa.
Limpio mi Teléfono de “Plástico”, lo lustro; guardo
ese día para el recuerdo, aun cuando después se puso nublado una vez mas.
Fig. 1. El citado Teléfono Rojo de
Plástico no baquelítico.
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