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martes, 9 de agosto de 2016

DIAS DE ART-DECO

El día que fuimos a ver la réplica de la Capilla Sixtina, pasaron muchas cosas, muchos recuerdos llegaron a mi mente, pensé desde luego en aquella ocasión en que de niño, fui con mi Abue a conocer la ciudad; habíamos bajado del Pueblo de San Agustín de las Cuevas en el Sur de la Ciudad, hasta la calzada de Tlalpan y de ahí al metro Taxqueña, y luego al metro Zócalo y de ahí muchos lugares por conocer, pasamos por las calles alrededor de la Catedral, caminamos por las calles de Tacuba y llegamos hasta la Alameda, ahí estuvimos en la antigua Pinacoteca de la Ciudad y luego por la Avenida Reforma hasta la Plaza de la Republica y el Monumento a la Revolución. 
Ese día, aun con tiempo y mi Abue aun con fuerza y ánimo, caminamos por esas calles de la colonia Tabacalera, tan tranquilas por aquellos días; luego en la esquina de la calle Ponciano Arriaga, aun se levantaba majestuoso el "Frontón México", aquel templo para el "Jai-Alai", inaugurado a finales de los años veinte, durante la cúspide del Art-Deco; escucho de mi Abue, largas anécdotas de los años veinte y treinta de gente famosa de políticos en ciernes y de casos policíacos, sentados en la banca de piedra volcánica de la Plaza frente al Frontón México . . . los años transcurren, y aunque pasé muchas veces en mi vida por ahí, casi nunca me detuve a observar el paisaje o a escuchar anécdotas pasadas; salvo aquella tarde, después de la visita a la exposición de la réplica de la Capilla Sixtina; observo con calma una vez más el emblemático edifico Art-Deco, ahora un referente mas para la historia, ahora caído en desgracia, y una vez mas, testigo de las cosas que ocurren en mi vida, el Art-Deco llegó para quedarse, pero el Frontón México, quien sabe. . . son días de Art-Deco, de recuerdos, de tristeza en realidad.


Fig. 1. Así estaba aquel día.

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