Nací en un
mundo que estaba a punto de cambiar, aun en mi casa al sur de la ciudad permanecían
perpetuos, objetos de un ayer que se resistían a ser sustituidos por las nuevas
tecnologías y las nuevas formas que el mundo ya estaba planteando; aún se tenía
la típica alacena, los muebles viejos, los documentos de la infancia de la generación
anterior, la ropa que aun podía ponerse una vez más. Yo herede muchas de esas
cosas y muchas que me pertenecieron más aun. La era vintage que llego a
principios de esta década siempre me hizo pensar en todo lo que perdí en los diferentes
estropicios, y todo lo que deje ir en la vida, por muchas cosas; durante esta
era, he conseguido algunas de ellas en aras de las colecciones mismas, pero más
aún en aras del recuerdo y solo para reivindicar eso que fue; pienso por
ejemplo en los televisores de bulbos de los años sesentas que había en la casa,
asi como la enorme consola sky line, que tenía un radio y tocadiscos, y que entregue
al camión de la basura cuando tuve que irme del sur al norte de la ciudad,
cuando ya era necesario; pienso en ese radio Crosley que me dio mi tía
mesenica, para que lo desarmara en mi intento infantil de aprender electrónica;
pienso en mis Cards de la Guerra de las Galaxias, guardadas con mucho celo, solo
durante un tiempo; en las piezas de vajilla y demás recuerdos que había en la
vitrina de la casa; en las piezas de ropa puestas una sola vez para los
diferentes momentos importantes de la vida de todos; en las innumerables
tarjetas, cartas, esquelas y notas de la caja de mi abue; en las notas escritas
en la parte trasera de la puerta del ropero desde que inicio la familia y que describían
las fechas importantes de todos; en mis cajas de juguetes, regalos de reyes,
regalos varios y cumpleaños; en mis propias colecciones aquí narradas y que se
perdieron en dolorosos momentos de la vida.
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