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jueves, 26 de marzo de 2015

MARZO . . .

Quería hablar de vintages, de materiales, de plásticos... De reparaciones reales y de las cosas divertidas que el universo vintage traía consigo... Pero quería escribir, contestar las preguntas que habían llegado al blog, me debía a ello y lo haría, era necesario: el blog era mio, pero lo leían los demás.

miércoles, 25 de marzo de 2015

LA INCERTIDUMBRE FINAL…. DE LAS MUÑECAS.



. . . Estoy caminando en ese miércoles sin mucho que esperar; los días anteriores habían sido muy difíciles, mucho trabajo, muchos compromisos; aunque también muchas satisfacciones, pero sin lugar a dudas mucha claridad en cuanto a la colección Vintage; estoy en una calle húmeda por la lluvia de la noche anterior, el sol apenas se asoma entre la bruma de esa mañana y algunos puestos en la calle denotan la actividad incipiente del mundo; casi sin percatarme me acerco a uno de ellos, es un puesto que ofrece desechos de vidas pasadas y esfuerzos perdidos, tiene un montón de ropa, varias canastas con utensilios de cocina, una caja con juguetes, me coloco mis guantes para revisarla, una muñeca “Señorita Lily” confirma que la incertidumbre ha concluido, me la llevo a casa por cinco pesos, la coloco en el pedestal temporal de las muñecas Vintage, la suerte de los tesoros finalmente ha alcanzado a toda la colección.
Fig. 1. La colección.

martes, 24 de marzo de 2015

RECUPERADOS

… Y así, ese fin de semana, ya decidido, subí al tercer piso de la casa, a la biblioteca que ya estaba a punto de volverse un desván más  o quizá una nueva ala de la galería Vintage; el objetivo, muy específico: localizar en los estuches, en las cajas, tras los estantes, bajo los muebles, todos los Vintages que habían estado esperando este momento, el momento de volver a ver la luz, de ser revalorizados, de tomar un poco de aliento y volver a vivir… el trabajo para ello: arduo, difícil, fines de semana completos; los resultados: gratificantes, memorables en algunos casos, insospechadas sorpresas, e incluso algunos hasta monumentales.

Baje de la biblioteca con los tesoros reencontrados, con nueva información, mucho más trabajo, nuevos bríos, una carpeta más para el archivo digital, se llamó en su día “RECUPERADOS”.
Fig. 1. El pasado del tercer 
piso.

SUPERANDO LOS LIMITES. . .

Cuando los límites fueron cambiados, la posibilidad de incluir en la colección objetos personales fue un hecho, y esa era una de las tensiones que habían estado latentes por mucho tiempo, llegando a ser casi un tabú: ¿debería de incluir los pocos recuerdos de la infancia primera, los juguetes guardados por años, los objetos cotidianos que habían sido entregados  a guisa de heredad?. Sencillamente volví a dejar que la tensión se liberara, a que cada caso sencillamente ocurriera; saque mi pequeña colección Madelman y la Colección Star Wars, para hacer su ficha de identificación, las saque para tomar sus fotografías correspondientes, las tome de la galería Vintage, en donde siempre habían estado, y en donde ya plenamente formaban parte de la colección, había sido tan sencillo.









                          Fig. 1. Tesoros que habían esperado

domingo, 22 de marzo de 2015

LOS LIMITES DE LA COLECCIÓN….

Aun recuerdo esa pequeña época en que la colección, la pagina y la actitud vintager estaban en ciernes, en que la historia estaba por comenzar, los días de Queretaro, y las compras fortuitas antes de que todo fuera una realidad tangible; los días de ir a buscar algo que quizá solo parecía interesante, en que la búsqueda no estaba muy planeada ni organizada, ni nada; fueron esos días de aquel ya casi muy lejano 2011, en que los limites no se habían establecido en lo absoluto; y así fue como de pronto, llego a la aun nonata colección, una maquina Smith Corona, una consola Family, un fechador Panasonic.
Luego cuando la historia comenzó en aquel noviembre, lo primero que quedo claro fue establecer planes de búsqueda, lugares, estrategias y sobre todo fechas, periodos y mas claramente los limites que debería de tener la colección en cuanto a la época o los años que habrían de tener los objetos.
La primera versión de esta nueva directriz fue muy ambiciosa, la colección debería estar basada en objetos  de los años treinta y cuarenta, cincuenta quizá, pero solamente; sin embargo pronto se vio la dificultad de tal empresa, dado que de haber sido así, la colección habría sido en exceso lenta y en exceso costosa y además en exceso limitada, pues había grandes objetos que pertenecían a otras épocas: ahí estaban la mayoría de los radios de plástico portátiles de los sesentas, ahí estaban los juguetes electrónicos de los setentas, ahí había una veta mucho muy rica que quizá se hubiera perdido de haber mantenido tal directriz; y entonces fue que muy pronto, por días  o semanas tal ves, surgió un nuevo limite: la fecha de mi nacimiento, la colección solo contendría objetos anteriores a tal hecho histórico… y la historia volvió a comenzar, y la oportunidad se abrió de pronto, y fue así como entraron esos grandes tesoros Vintage, los radios divertidos, los proyectores sonoros, la ingeniería aplicada.
Luego, estando en la búsqueda, visitando muchos lugares, viendo muchas mas cosas, la historia se repitió: de mantener ese limite se dejarían de lado grandes tesoros, históricos objetos, valiosos Vintages.
Finalmente, luego de la incertidumbre de las muñecas y esa super-epoca-vintager, los limites tuvieron que ser reescritos, un poco por una cosa, un poco por otra, un poco por el futuro y también un poco por el pasado, pero sobre todo en mucho, por los limites que la misma definición “Vinatge” establece: Veinte años atrás, veinte años de historia y veinte años de haber producido objetos de uso cotidiano y de singular belleza; veinte años como mínimo, o como máximo según se vea.
La historia de pronto volvió a comenzar; las fuertes tensiones de los límites férreos, fueron liberadas, la colección respiro en pos de la libertad, y yo con ella.
 

viernes, 13 de marzo de 2015

MILAGROS Y MINIMILAGROS . . . .

Fue en esos días en que el tiempo no alcanzaba para nada, por más temprano que me levantara, por más tarde que me acostara, por más rápido que caminara, por más pronto que lo intentara; sencillamente el tiempo no alcanzaba; de tal manera que los últimos días de búsqueda de tesoros, eran prácticamente días de correr; significaban solo ir a los lugares en los tianguis o en los puestos de la calle en donde se sabía que la búsqueda podría no ser infructuosa; y justamente en uno de esos días, mientras corría de un extremo de un tianguis al otro en el  norte de la ciudad, algo llamo mi atención en un pequeño puesto tendido en el piso; era un numero de la revista minimilagros, un número que yo ya tenía y por lo cual no lo compre, aunque no pude evitar quedarme un momento, darle una hojeada, solo unas páginas, y entonces tal como en ocasiones anteriores, esa pequeña revista y esa pequeña hojeada me remiten al pasado a los recuerdos de mi infancia temprana, a esos días que en particular me parecía que siempre estaban llenos de roció por la mañana, bruma por la tarde y una sensación de ternura que debió ser perene, y así instalado en los recuerdos de esos días que fueron, vuelvo a mi pasión de aquellos tiempos, a la lectura de las pequeñas historias contenidas en los capítulos de esa revista; revista que en ese tiempo coleccionaba con una pasión sinpar, capítulos que en esa época eran mi única colección y que apenas estaban contenidos en una pequeña caja de zapatos. . . los capítulos de mi pequeña revista, una de las muchas pequeñas revistas que alcanzaron gran éxito por aquellos tiempos, quizá por su tamaño (7 x 11 cm, justo para caber en un bolsillo), o quizá por su contenido; o quizá sencillamente porque ese formato estaba en contra del statu quo de las otras revistas, o quizá quien sabe. . . recordé eso mientras seguía hojeando ese capítulo de la revista, y recordé varios pasajes de esa historia intocable ya por nada, recordé los capítulos históricos de mi revista, aquellos números del minimilagros que narraban hechos bíblicos o vidas de santos, o relatos de apariciones legendarias, y muchas cosas más; y siempre, invariablemente, pensaba en mi numero favorito, aquel que cambio mi vida de niño: el relato de la historia de la “Virgen de Tlalpujahua”, esa historia del pueblo minero que sufrio un accidente y del cual el altar de la virgen pudo milagrosamente salvarse. . . eso, siempre estuvo en mis pensamientos, por años, como ese día en que corriendo por el tianguis vi ese número del minimilagros en un puesto tendido en el piso. . .y entonces decidí mejor ya irme, la mañana había estado perfecta, el ambiente irrepetible, los recuerdos de arrojo. Tome entonces mi mochila ya súper cargada de tesoros y tome el camino rumbo a mi auto, que esperaba paciente para llevarme a casa y hacer esa parte que se había vuelto tan apasionante: limpiar cada objeto, probar aquellos que tenían algún mecanismo, tomar su fotografía para el catalogo, llenar su ficha de identificación, tomar las notas pertinentes de las cuestiones que llegase a desconocer para indagar sobre ello; y mientras ese camino tomaba, al final del pasillo de aquel tianguis, un pequeño puesto me espera; tiene varias monedas mexicanas de los años sesentas y setentas y un papel azul llamativo, un billete, no es oficial, es un pagare a modo de “vale” para las tiendas de una fábrica, de una mina; es un billete de la mina “Dos Estrellas”, la mina de Tlalpujahua, justo la de la historia narrada en ese capítulo de mi revista, mi capitulo preferido. Los milagros siguen existiendo.
Fig. 1. El Vale por un peso de la mina 
"Las Dos Estrellas"

martes, 10 de marzo de 2015

VINTAGER . . .

 
Tal como lo decía la declaración de principios y la cintilla de la portada de este blog: todos los esfuerzos, materiales e inmateriales, todo el empeño, todas las colecciones, el blog mismo, estaban dedicados a los objetos cotidianos del pasado; lo cual acarreaba una responsabilidad inherente, no solo lo obvio, no solo el rescatar, el preservar, el conservar, el atesorar; no, adicionalmente implicaba, el documentar a profusión, el limpiar con esmero clínico, el catalogar y registrar minuciosamente, para así poder legar ese esfuerzo al futuro propio, y al futuro de la gente que me había acompañado en esta aventura, y porque no: también a quienes quisieran en ese futuro acercarse a las colecciones; pensaba en ello y eso mismo me daba el impulso necesario para mantener un ritmo de pasmo, con una serie vigorosa de búsquedas de tesoros y de adquisiciones a la colección, que permitían seguir escribiendo también parte de este diario y que sin lugar a dudas daban la pauta para seguir enriqueciendo el conocimiento tan profuso que había de cada objeto, y mientras pensaba en ello, recordé que en  las definiciones de la Real Academia obviamente el termino: “Vintager” no existía, es apenas sinónimo de “anticuario”, que en esencia, y mucho se ha hablado de ello en este espacio, es muy diferente; aunque también la acepción “coleccionista” podría prestarse a una confusión semejante, aunque por otro lado este mismo término es sutilmente diferente.

Digo esto, mientras pienso en los muchos Vintagers que he conocido ya en estas épocas, verdaderos investigadores-coleccionistas-documentadores y hasta en algunos casos tasadores…

… Me hubiera gustado haber sido miembro de la Real Academia hace unos años, cuando esta gran aventura comenzó, hubiera participado con un solo nuevo vocablo para el diccionario de la lengua española:

 

Vintager: adj./sust. m y f. Coleccionista, documentador, catalogador y amante de los objetos cotidianos del pasado.

 

Hubiera estado bien, y también hubiera debido incluir: “hubiera”.
 
Fig. 1: Mesa de trabajo de Vintages
en espera de ser catalogados.