Yo me había negado sistemáticamente
a ir a cualquier exposición en donde exhibieran objetos de colecciones
semejantes a las mías; obviamente en una actitud de recelo endeble o dicho
sencillamente por envidia anacrónica.
Así fue que desdeñe el
ir a las exposiciones fijas e
itinerantes de varios lugares, entre ellas a las que se exhibían en el Museo
del Juguete Antiguo Mexicano o
sencillamente el MUJAM, por mucho tiempo, hasta aquella mañana de un sábado caluroso,
en que el “querer hacer ya bien la vida” y ver una colección importante de muñecas, llevo nuestros Pasos al citado Museo.
No haré una crónica extensa
de la visita y de sus objetos, pues eso ya está realizado en muchos documentos en Internet; solo mencionare que la colección completa, como lo sospeche,
consta no solo de Juguetes, sino de otros elementos: Libros, Radios, Cine, Electrodomesticos, etc; por otro lado los
Juguetes expuestos, son en su mayoría mexicanos, pero en realidad, hay una gran
cantidad extranjeros, principalmente Japoneses.
Ya casi para salir, quisimos
comprar uno de los objetos que el museo tenia a la venta, para llevar
un recuerdo, así como para ser parte de nuestra colección, estábamos en esa selección cuando vi en las oficinas del museo a mi amigo Alfredo
del Tianguis de la Colonia Doctores, estaba con el Arq. Roberto Shimizu, fundador y dueño del MUJAM, me presento con
el, platicamos sobre el coleccionismo y las colecciones; luego de un
rato, nos retiramos con rumbo norte; en el camino me quede pensando que hubiera
querido decirle al señor dueño tres cosas: primero, que deberían reordenar la mayor
parte de los objetos del museo, atendiendo a cualquiera de las sugerencias que
la museografía y la curaduria han realizado, para facilitar la apreciación de la enorme cantidad de objetos. En segundo lugar, aunque no parezca lógico,
que deberían de restringir el acceso -como en cualquier museo- a niños pequeños,
pues es difícil dar un paseo por el museo mientras se escuchan los llantos frenéticos
de algún menor. Y finalmente, en tercer lugar, que en efecto, envidie tener muchas
de las cosas que vi; ahora solo quería seguir nuestro camino, llegar a casa y volver a vivir mi colección.
Fig. 1. Una vitrina con “Cosas Varias”:
radios, televisiones, grabadoras, muñecas, carritos.
Fig. 2. Una vitrina con “Cosas Varias”:
juguetes, cerillos, antifaces, un portaplumas.
Fig. 3. El motivo principal de nuestra visita:
la colección de Barbies antiguas.
Fig. 4. El motivo principal de nuestra visita:
la colección de Barbaras y Señoritas Lili.
Fig. 5. El motivo secundario de nuestra visita:
la colección de Kitti.
Fig. 3. El arquitecto Shimizu y Yo.
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