Los
días que siguieron a la presentación de la primera parte de la película en la
tele y a la compra de nuestras primeras figuras Star Wars, fueron mucho más
intensos que los anteriores; planes y más planes, mucho jugar, mucha inocencia en nuestra
niñez. Los días pasan, la llegada de las fiestas de navidad es inminente, los
regalos de los “Reyes” están por llegar, casi no hay duda en lo que habrá de
pedírseles. Aunque también queda claro que en casa los problemas económicos cada
vez se agudizan y las advertencias de que este año los “Reyes” quizá no
llegarán, generan una tensión innecesaria; luego llega ese 24 de Diciembre y el
Tío rico a repartir dinero, y nosotros a imaginar grandes compras navideñas… esa escena seria recordada por por décadas, será una escena lacrimogénica
que acompañaría momentos de todo tipo a través de los años, será por siempre
uno de nuestros más íntimos recuerdos de alegría infantil, pero también del
dolor eterno.
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