La
larga historia había comenzado, y tal como el título de la película lo anuncia,
comienza como una verdadera guerra, atronadora, un bombardeo de imágenes en la
televisión; es el mundo antiguo, son las técnicas que ya no existen, son los
spots en el radio, son los muchos productos oficiales de Star Wars parte 6 (es
decir la tercera película producida), son las dudas y las incertidumbres y los
muchos deseos de pertenecer a este universo y aunque fuese necesario a sus guerras;
y entonces la historia comienza a aclarar algunos eventos pasados que no habían
sido muy claros hasta ese momento: el personaje negro con bastón rojo de los
juguetes vistos en el mercado años atrás, es el mismo que forma parte del
cartel de la nueva película, y los robots del anuncio que recordaba de la tele también
forman parte del cartel. Y entonces haciendo uno de esos divertidos ejercicios
de mi época disléxica, llega a mi mente que cuando recién había entrado a la
escuela primaria, hubo una presentación de cine, nos lo anunciaron un día antes: mañana habrá cine, todo el día,
deberán traer su lunch porque no abra tienda cooperativa, y su peso para la entrada
a la función. Y luego de lo emocionante que eso significaba, recordé dos cintas
proyectadas en una manta remendada, una caricatura japonesa y una película rarísima
doblada en un español peninsular en donde el personaje principal es adiestrado
por un anciano maestro y luego de escapar de un planeta desértico en una nave blanquecina
se enfrentan a una serie de batallas que concluyen con la muerte del maestro y
la destrucción de la nave principal de los malos, dirigidos ni más ni menos que
por el personaje humanoide de los juguetes del mercado: No había duda había
sido la misma historia, y ahora para mí, era el comienzo.
Fig. 1. Uno de los Posters Promocionales
Fig. 2. Los recuerdos están hechos de eso...
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