Salimos tempranísimo de casa, una lluviecita sutil nos acompañó en
el camino; apenas unas horas de que había terminado el dia de los enamorados de
ese 2015; aun había en el aire ese aroma de encanto con el que se amaneció un día
antes. Y ese encanto sin lugar a dudas enmarco el día completo, fue adjetivado
por siempre como el día de los grandes tesoros de ese año. Búsqueda y encuentro
que incluso había comenzado un par de días atrás, con la búsqueda en el norte
de la ciudad del viernes y el sábado; Vintages largamente buscados, platicas
divertidas muy informativas, encuentros con el pasado, la necesidad de definir
con claridad los límites de la colección, pero más aun, más relevante aun,
saber que finalmente el año si había empezado bien, las señales que habían mostrado
los astros cuando amaneció ese primer día de enero, comenzaban a cumplirse, las
señales del buen año eran una realidad; comenzaba entonces a vivir con alegría de
nuevo, a caminar con una meta fija y a querer volver a ser feliz; la búsqueda Vintage
lo había logrado una vez más, las canciones acompañaban la alegría, y ella a
mi.
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