Luego de las planchas la búsqueda
parecía clara, el objetivo aun difuso; parecía solo el modificar ese ecléctico
estilo que tenía mi casa, a algo mas nuevo, un estilo retro parecía la mejor idea.
Y asi, de esa manera, llegó una búsqueda discontinua de los objetos: llegó una espuela, una
herradura, una llave de ropero de inicios del siglo XX, y luego adoptando una
actitud un poco mas cercana a los verdaderos buscadores de tesoros: es una
parada con derrape de llantas en la carretera México-Toluca. El local al lado
de la carretera se ve sorprendente, sobresale de los verdes valles y montañas, con su
rojizo color de objetos oxidados; las tablas a manera de mesa de exhibición son
interminables, hay planchas de todas la medidas –así es, se les compraba por
medida- son candelabros, cazos, jarrones, utensilios de labranza, maquinas de
escribir, una maquina de coser, que enamora al espectador. Tiene palanca para
accionar el mecanismo de la puntada, es de metal, y esta oxidada, el precio no
es alto y entonces pasa a formar parte de la pequeña colección de elementos que
comprenderán el nuevo estilo de mi casa.
Salimos del local con bastante felicidad
y la esperanza de volver….
La pongo en mi mesa de trabajo,
la desmantelo en la medida de lo posible, le extraigo los restos del pasado,
tierra, pasto seco, medio carrete de hilo; la limpio, la pulo, la dejo lista en
la sala de mi casa y se queda un par de años, esperando a formar parte de una
vida mas interesante, de una verdadera colección.
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