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jueves, 27 de febrero de 2014

LA PAZ… LA ILUSION…



PREFACIO:
Uno de los relatos que escribí 
al inicio de este año, es el 
siguiente, lo comparto pese 
a que quizá ya haya dejado 
de tener sentido.




Llegamos a la paz, por la tarde; hacia viento y el cielo estaba bastante nublado, un clima atípico asumiendo a la Paz como una ciudad tropical, y además montada en una bahía del mar de cortes. Sin embargo fue precisamente el clima así, el que alegro ese paseo de vacaciones de fin de año, el que lo definió, sobre todo considerando que la verdadera razón del viaje era un encuentro familiar y más aún, un encuentro personal. Habían pasado meses de congoja y zozobra, de terror y llanto, de mucho daño y había llegado el momento de la mirada introspectiva,  de frenar a ese tren.
En la Paz, durante días el solo caminar por los callejones del centro, el camino a la casa de Papa,  las compras en las tiendas raras de la ciudad, fue incesante. Permitió platicar mucho, escuchar mucha música, tomar muchas fotos, retomar muchos recuerdos; y así se fueron los días, así llego la navidad y el fin de año; entre búsquedas en todos lados de antigüedades, de recuerdos vintage nativos. Desafortunadamente nada de eso llego. La Paz es una ciudad muy peculiar, muy ligada al despego, muy cercana al cambio. 

Y fue esa última tarde antes de regresar de la Paz, cuando un  paseo final nos llevó al malecón; habíamos estado varias veces ahí, viendo el amanecer, pescando  en el muelle que ahí llaman “Turístico”; pero esa última tarde caminamos en el sentido opuesto y llegamos al otro muelle que parece aún más turístico, pero que ahí llaman “Fiscal”; justamente aquel recientemente remozado con su faro y su arco que da la bienvenida a los visitantes… 

..como una  perla
que el mar encierra,
así te guarda mi corazón..

Recordé esa frase de una vieja canción pues lleva el mismo título que puede verse en el arco del muelle:
“BIENVENIDOS A LA PAZ, PUERTO DE ILUSIÓN”. Y luego nos fuimos a la casa de Papa.

Salimos de la Paz al medio día, llevaba la maleta enorme, mi mochila de viaje y en mis manos el álbum de discos de 78 RPM de música folclórica alemana que había encontrado después de caminar por el muelle, un día antes. 

El milagro había ocurrido, me iba de la Paz, en Paz conmigo, con un vintage para mi colección, y con muchas historias para contar después… aunque también, claro, con un dolor en el corazón.

Fig. 1. El Muelle Fiscal en La Paz, BCS.

NUEVAS RUTAS, NUEVOS CAMINOS… MAS RUTAS, MAS CAMINOS


Por alguna razón que desconozco, cuando era niño, en mi casa y en la escuela, junto con mi hermano y otros niños,  hacíamos mofa de los carros viejos. Aun en esa época algunos parecían verdaderos pontones, aun en esa época era ya difícil ver por ahí las anticuadas ranflas de unos años atrás. Viví esa infancia sin siquiera darle un poco de importancia real a mi alrededor automotriz...... Pensé en eso el Domingo que fuimos a pagar el Super Bee.  Estaba hecho un desastre, y aun así nos pareció impecable, majestuoso, imponente. Yo estaba muy nervioso, las cosas se estaban poniendo raras. Que pasaría en adelante, cambiaría todas mis valiosas piezas Vintage por autos antiguos, clásicos, viejos.


Cuento la anécdota de mi infancia y la compra del Valiant SuperBee de hace unos días, porque justamente son la liga de mi pasado con este presente que cada vez parece más difuso;  de camino de regreso a casa, me di cuenta de que las cosas habían estado cambiando, sin haberlo casi notado; de pronto estaba en una nueva búsqueda, por el momento importaban los viejos emblemas de autos, los adornos, las insignias laterales frontales, interiores, etc, etc, etc. De pronto me di cuenta de que había dejado mis cosas más queridas, mis carpetas, mi Blog. Había relatos que había escrito cuando este año inició y que se quedaron en el tintero quien sabe porque.

Quise de pronto ponerme en orden y acomodar mis cosas; implico mucho trabajo, esfuerzo y concentración. Y hoy, el dia en que finalmente el Valiant, quedo felizmente registrado a mi nombre, creo que es momento de decir:

REGRESAMOS
Fig1. El Muscle Car: Valiant Duster Super Bee