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lunes, 30 de enero de 2017

EL DIA DEL MUJAM

Yo me había negado sistemáticamente a ir a cualquier exposición en donde exhibieran objetos de colecciones semejantes a las mías; obviamente en una actitud de recelo endeble o dicho sencillamente por envidia anacrónica.

Así fue que desdeñe el ir a las  exposiciones fijas e itinerantes de varios lugares, entre ellas a las que se exhibían en el Museo del Juguete  Antiguo Mexicano o sencillamente el MUJAM, por mucho tiempo, hasta aquella mañana de un sábado caluroso, en que el “querer hacer ya bien la vida” y ver una colección importante de muñecas, llevo nuestros Pasos al citado Museo.

No haré una crónica extensa de la visita y de sus objetos, pues eso ya está realizado en muchos documentos en Internet; solo mencionare que la colección completa, como lo sospeche, consta no solo de Juguetes, sino de otros elementos: Libros, Radios, Cine, Electrodomesticos, etc; por otro lado los Juguetes expuestos, son en su mayoría mexicanos, pero en realidad, hay una gran cantidad extranjeros, principalmente Japoneses.


Ya casi para salir, quisimos comprar uno de los objetos que el museo tenia a la venta, para llevar un recuerdo, así como para ser parte de nuestra colección, estábamos en esa selección cuando vi en las oficinas del museo a mi amigo Alfredo del Tianguis de la Colonia Doctores, estaba con el Arq. Roberto Shimizu, fundador y dueño del MUJAM, me presento con el, platicamos sobre el coleccionismo y las colecciones; luego de un rato, nos retiramos con rumbo norte; en el camino me quede pensando que hubiera querido decirle al señor dueño tres cosas: primero, que deberían reordenar la mayor parte de los objetos del museo, atendiendo a cualquiera de las sugerencias que la museografía y la curaduria han realizado, para facilitar la apreciación de la enorme cantidad de objetos. En segundo lugar, aunque no parezca lógico, que deberían de restringir el acceso -como en cualquier museo- a niños pequeños, pues es difícil dar un paseo por el museo mientras se escuchan los llantos frenéticos de algún menor. Y finalmente, en tercer lugar, que en efecto, envidie tener muchas de las cosas que vi; ahora solo quería seguir nuestro camino, llegar a casa y volver a vivir mi colección.


 Fig. 1. Una vitrina con “Cosas Varias”: 
radios, televisiones, grabadoras, muñecas, carritos.


 Fig. 2. Una vitrina con “Cosas Varias”: 
juguetes, cerillos, antifaces, un portaplumas.


 Fig. 3. El motivo principal de nuestra visita:
la colección de Barbies antiguas.


 Fig. 4. El motivo principal de nuestra visita:
la colección de Barbaras y Señoritas Lili.


 Fig. 5. El motivo secundario de nuestra visita:
la colección de Kitti.


 Fig. 3. El arquitecto Shimizu y Yo.