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martes, 10 de julio de 2012

LA HISTORIA COMIENZA . . . 0

Son los años ochenta en un mundo muy diferente; en  un país en ruinas y en franca depresión. Es la gente que busca como sustituir elementos comunes de la vida anterior, como comer en un país que se desmorona, como sobrevivir.
Y es en medio de toda esta vorágine: mi Abuelo, que piensa en el presente, en ser felices, en comer a gusto, en disfrutar la vida que se esta viviendo; que piensa en su pasado de gloria durante la sobremesa, en su infancia feliz de principios del siglo XX;  y en el futuro que quiere para su familia, para sus hijos, para mi.
Y así, creamos un plan para ese futuro, quizá un  porvenir; pero yo lo veo entonces, como un tesoro, compramos una caja de metal, una cajafuerte, y ponemos ahí las muchas monedas antiguas que encontramos en los roperos, en las cajas de recuerdos, en las jarras de porcelana en donde la abuela, esconde otros tesoros; no son muchas, pero son interesantes por siempre, hay quizá una o dos monedas de la primera década del siglo, en plata, lo demás es de los años sesenta y setenta. La cajafuerte comienza a llenarse lentamente de monedas, luego de billetes  y finalmente de sueños, que en el futuro se convierten en delicados recuerdos. Luego vendrían los paseos por la ciudad, las búsquedas incesantes bajo el sol calcinante de los años ochentas, y el conocimiento de las cosas del pasado –la numismática del pasado- así es como conozco los “ojosdegringa, los “tlacos”, los billetes rebeldes de la época “precarrancista” y “postcarrancista”, las monedas de “doscincuenta” y muchas cosas mas.

La idea prevalece por mucho tiempo, hasta la mitad de los noventas, en que el viejito, se fue.
La cajafuerte se cerro, y los dolores comenzaron.
Luego vendrían muchas cosas más.
Fin.