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sábado, 1 de diciembre de 2012

LA HISTORIA COMIENZA . . . 11

Por años Querétaro significo para mi la parada para desayunar en el largo viaje al bajio mexicano, el viaje familiar de todos los años, las vacaciones de verano. Por siempre fue recordado como un abrupto paisaje con un acueducto de un lado y un estadio del otro; jamás deje de verlo como eso, como un lugar de calor y polvo. Hasta ese año pasado en que por cuestiones de mi flamante nuevo empleo tuve que salir corriendo a un congreso, una reunión, a un salón con aire acondicionado para mitigar ese insano calor de mayo. Y luego de muchas horas de hablar de cosas que ya no recuerdo, llega una invitación de los organizadores para ir al centro de la ciudad, una obra de teatro es la consiga, así es que en tropel bajamos todos a uno de los callejones cerrados de la ciudad caída ya la tarde y la suerte juega sus cartas, decido en segundos escaparme mejor, darle una oportunidad a la ciudad y caminar por sus calles.
Mucha actividad esa noche, y camino mucho, , hasta la madrugada quizá, hasta ver salir el sol de nuevo, es emoción y aventura y es entonces cuando me enamoro para siempre de Querétaro, para no querer salir jamás de ahí.
La siguiente cita, programada para Septiembre, es cuando menos "superesperada", no hay mucho que decir, preparo todo para ese fin de semana en Querétaro, y salgo de casa con el animo prendido en que esta vez será sorprendente. Y así fue.

Llegar a Querétaro, hospedarse, conocer nuevas cosas, deambular por un rincón lejano de la ciudad y tropezarse con el comienzo de la historia. . . Es un local, un enorme local de objetos antiguos, la cantidad es insuperable para lo que he visto antes, las cualidades inmensas, mi desconocimiento es casi total; hay discos, hay cámaras de cine, de fotografía, hay charolas, hay planchas, hay juguetes, hay todo.
Una mesa se desborda de una colección de cámaras que no son de metal, ni del clásico plástico negro (PVC; HPTE; etc), su tamaño pequeño, su formato raro; algunas para cuadros 6x6 otras para cuadros en 4.5x4.5, todas en ese plástico rojizo oscuro y un metal ya oxidado por el tiempo; la Baquelita entra por primera vez en mi vida de esa manera tan extraordinaria; la Baquelita que para mi por años fue la materia prima de los "enchufes" de la plancha de mi casa al sur de la ciudad, en las tardes lluviosas en los juegos de cuando éramos niños, platicas de los Abuelos sobre las glorias pasadas; los “soquets” quemados, tras un cortocircuito repentino, que los hacían quebradizos, frágiles, irreparables; la Baquelita se encontraba aquí, al menos así lo indico la vendedora: Es una Brownie de los 60, de Baquelita, dijo, sabiendo de seguro que profería las palabras mágicas, casi un conjuro que me acompaño esa noche primera del mundo Vintage mio, que me puso frenético, para seguir estando ahí, seguir viendo, deseando; saliendo de Querétaro con mi Brownie Fiesta, la plancha de carbón, el rollo de pianola.
Regresar a México, con un nuevo objetivo, un nuevo modus vivendi, con nuevas metas, con mucha información por conocer, con muchas historias por escuchar y muchas mas por contar.
Llego a casa, instalo mis objetos adquiridos en Querétaro y busco afanosamente la caja en donde yace una antigua cámara desmantelada hacia años y que esperaba para ser re-ensamblada… la historia estaba a punto de comenzar.
Fig. 1, La Brownie Chiquita.(Kodak)

LA HISTORIA COMIENZA . . . 11.2

Paso menos de un mes para regresar una vez mas a Querétaro, las 8 horas del congreso sobre los fines de la educación los viví con pasión, defendiendo las filosofías del conocimiento, sustentando todos los paradigmas comprendidos por mi en años de practica, discutiendo y llegando a acuerdos sobre el futuro. Fueron dos o tres o no se cuantos intermedios de receso, de descanso, de un café, de un refrigerio en los cuales solo esperaba el terminar esa jornada, salir corriendo en el auto regresar a buscar el pasado,,, en Querétaro.

La espera tuvo sus frutos; regrese al bazar, platique mucho con el anticuario, me mostro los verdaderos tesoros que yacían bajo las mesas de los discos, de las cámaras de formatos 6x6, de los candelabros: había placas fotográficas de metal y vidrio, latas de cine en 35 mm, un radio, un viejo radio RCA, a un enorme precio, pero es un radio que funciona, aun sintoniza aun se escucha. Ingresa a mi auto sin pensarlo, el radio y muchas cosas mas, el momento es sorprendente, jamás volverá a repetirse.

Al día siguiente salgo de Querétaro corro a casa, con la esperanza de oírlo, de escuchar el pasado en directo. Mi estudio, tan lleno de estantes es ya insuficiente para albergar lo conseguido, el radio RCA, se coloca en la sala, ya no la puede adornar, pues también se ha ido llenando de muchas cosas. Y el plan de abrir un espacio exclusivo para los objetos antiguos nace ese día.
Fig. 1. Un Radio de dos bandas RCA.

LA HISTORIA COMIENZA . . . 11.3

Hubo una época hacia algunos años, en que dedique mi tiempo entero a diseñar posters en diferentes estilos: Electro, Times, Avangard, Kitsch, Art Nouveau, Art Deco, . . . , solia visitar entonces un espacio en donde se exponía ropa oscura-gótica, mascaras sado, velas e incienso, sombreros de copa y bombines,  las paredes estaban adornadas con enormes reproducciones de fotografías eróticas decimonónicas, . . . ,  El nombre estaba en una espectacular marquesina de luz de neon y tenia un cartelito en una esquina que decía “Vintage”.
Según yo, había poco de Vintage en lo ahí expuesto, luego platique con mucha gente, y luego pasaron años hasta la época que se acaba de narrar; la noche de Querétaro, acuñe en definitiva para mi un termino que describía las características comunes de lo que estaba buscando, de la nueva colección, el termino era