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miércoles, 14 de noviembre de 2012

LA HISTORIA COMIENZA . . . . 10

Para mediados de año la busqueda de objetos antiguos había comenzado a volverse muy interesante; regrese a ese antiguo tianguis en que años atrás había visto al Robot que siempre quise tener en mi infancia, obviamente no estaba una vez mas, a cambio encontré ahí mismo una pequeña consola de juegos de inicios de los ochenta y un radio inservible de transistores.
 
Poco después, regrese al Tianguis de los martes, había muchas cosas: discos, muchas cámaras de fotografía, y muy escondido en un rincón, una proyector manual de fotografías estereoscopicas "View Master".... así es, un "View Master", ese pequeño proyector que tanta fascinación me había causado de niño, que jamas me compraron en casa ni me trajo nadie de regalo, ni aun los Santos Reyes Magos, y que solo había disfrutado en la salida de mi escuelita, cuando aun mi niñez primera estaba en su plenitud, cuando eran alquilados por un peso para poder ver uno de los discos: la historia del mundo antiguo, la gran muralla china, 20 000 leguas de viaje submarino; esas aventuras que lograron la fascinación en mi infancia. El View Master se fue conmigo, y también una platica con el vendedor que condujo a una promesa: me llevaría Sin compromiso la siguiente semana, un "Radio muy viejo", que no funcionaba, a buen precio, y que seguramente seria un buen elemento para una colección en ciernes.
 
Los días pasaron, el martes llego, por poco casi lo olvidaba, salí corriendo de mi flamante trabajo que es esa época tenía rumbo a Cuautitlán México, al Tianguis de los martes, a ver lo que el señor-prometedor me había traído; la suerte estaba hechada, el destino corriendo a prisa por cumplir sus compromisos históricos conmigo, el radio en un costal polvoriento, la oferta puesta; llevatelo por nada, me dijo.
 
Me fui a casa, saque el objeto que bien a bien no había podido aun revisar, le quite primero el exceso de paja y hojarasca que cubría su exterior, de entrada era muy interesante: un gabinete de madera, una pantalla de cristal, una serie de bulbos y lamparas; la madera parecía apolillada, en algunos puntos desbastada, en la mayoría deslacada, el interior del radio con una cantidad de grasa solidificada por el tiempo, polvo, partes fuera de su lugar, no tenia las perillas de los controladores, etc, etc, etc, y en suma, fascinante, sencillamente la oportunidad primera de sacar del fango un objeto antiguo y darle el lugar que merecia.
 
Fueron semanas de trabajo intermitente, de tomar muchas desiciones importantes, de investigar, de probar y probar, conecciones, posiciones, colores, acabados, aplicaciones; de buscar partes faltantes, de construir otras inencontrables.
 
Abajo del gabinete le puse una pequeña etiqueta, decía:
 
Fecha de manufactura: 1946.
Comprado el 11 de septiembre de 2011.
Terminado de reparar el 30 de octubre de 2011.
 
Luego lo conecte a la corriente y sintonice por primera vez en su selector de banda una frecuencia, la lampara interna ilumino su pantalla y el sonido claro y profundo lleno mi casa, el Radio Stewart Warner estaba reparado.
 
 
Fig 1. El Radio Stewart Warner