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jueves, 11 de octubre de 2012

MEXICO 68. . . 1

Ese día que encontré mi tesoro, mis juguetes, también encontré muchas cosas mas; encontré algunos números de revistas para adultos publicadas en los sesentas y setentas y me acorde desde luego del cuento de José Emilio Pacheco de Las Batallas en el Desierto y la similitud con mi vida, con mi infancia; cuando Papa nos llevaba a cortar el cabello... nunca entendí porque le gustaba tanto ir a esa "peluquería", lejana de casa, sombría, casi sórdida.. que ostentaba ese titulo emblemático en su marquesina, pintado apenas, con letras sencillas.
El ritual era largo, era esperar a que pasara al sillón del corte mi Papa primero, mi hermano, yo al final siempre; casquete corto, no había mas. Y mientras, jugar un rato en silencio con mi hermano; luego ya aburridos, tomar las revistas, todas viejas de la década anterior que tenían los señores de la peluquería sobre unos esquineros, apiladas, empolvadas desaliñadas, descoloridas ya por el sol y el aire polvoroso de aquella región del mundo en donde transcurrió mi niñez. Eran: "El caballo del diablo", "Casos de Alarma", "El jinete de la muerte". . . . . . . .  historias del rancho y la ciudad, espectros y fantasmas, escenas eróticas.
 
Nos íbamos luego a casa, siempre cayendo la tarde caminando las larguisimas cuadras que nos separaban de ahí. Se acababan las revistas, seguían los juegos con mis hermanos, las aventuras, las luchas, las grandes aventuras epopeyicas en el terreno valdio de atras, valdio y verde, verde y con arboles, piedras volcánicas, cuevas, mucho con que jugar.
 
Muchos años después, cuando el mundo había girado ya hasta el cansancio, estando en la explanada de la Ciudad Universitaria,  Mientras Raul Jardón  cantaba el himno nacional en memoria de la toma de la Universidad por el ejercito, fue cuando tome la decisión eterna, la decision incuestionable e irrenunciable: jamas permitiría -de mi parte- que algo así volviera a pasar, tome mi cámara de fotos y capture esa extraña época de finales de milenio, mientras recordaba una vez mas la peluquería en donde papa nos llevaba a cortar el cabello de niños, se  llamaba

                                                "México 68"
 
 
Fig. 1. La esquina en donde estaba la peluquería..