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viernes, 12 de octubre de 2012

LA HISTORIA COMIENZA . . . . 8

Salimos temprano de la ciudad, Zacatecas era el objetivo, el auto feliz, nosotros completos, una viaje íntimo, de encuentro y reencuentro; salimos queriendo prolongar cada instante lo máximo posible, disfrutando cada kilómetro de la carretera, cada paisaje del bajío mexicano del abril de ese 2011; llegamos pronto a Querétaro y bordeamos la sierra gorda y más pronto de lo programado estábamos en San Luis; el desayuno nos esperaba y luego con suficiente tiempo para recorrer la ciudad y ejecutar parte del plan.
 
Pues la historia esta gestándose. Apenas unos meses antes habíamos conseguido el Famosisimo “Proyector Raynox”, y poco después un lujosísimo “Proyector Chinon-Sound”, que nos permitió tener  sonido en nuestra sala de cine, y ahora la búsqueda estaba centrada en conseguir la mayor cantidad de películas posible… la exploración en internet había dado solo buenos resultados, pero estábamos viviendo una etapa sublime que debería ser prolongada.  

Caminar, preguntar, buscar. La idea eran las viejas casas de fotografía de la ciudad –o mejor dicho de las ciudades que visitáramos en ese viaje- pero invariablemente no tenían nada del pasado, la respuesta era común: -¿películas de cine?… ¡No eso ya no existe!
Y así, caminando, solo pudimos encontrar la tienda de antigüedades.
-¿Películas de cine?. No, no he tenido hace tiempo, pero pasen tengo muchas cosas mas. Nos indicó el SeñorDonVendedor.
La tienda impecable, casi inmaculada, estaba organizada en tres salones, en uno de ellos había muebles de finales del siglo XIX: Sillas, Taburetes, un Diván, una Luna en tamaño monumental. En la otra sala había Fotografías, Enceres domésticos, Artículos de tocador, Libros, y Muchas prendas de ropa de la época Victoriana-mexicana. Y finalmente en la otra sala había consolas, televisores y “Radios”.
Cuando salimos de la tienda de antigüedades con nuestro Radio RCA, de Baquelita, supe que algo había cambiado para siempre en muchos sentidos: En la manera de percibir a la baquelita, no solo como material aislante térmico en los conectores eléctricos; en la manera de concebir los objetos antiguos; y en la manera de apreciar a aquellos que podían ser aun funcionales, es decir la apreciación de los objetos “Vintage”.
El precio había sido alto, pero el peso lo era aún más, sobre todo pensando que estábamos bastante lejos del estacionamiento en donde habíamos dejado el auto; y a pesar de ello caminamos las enormes cuadras del centro de San Luis, con mucha alegría, queriendo ya colocarlo en la mesa de la casa y escuchar como nuestro RCA de los años cuarenta, aun podía sintonizar estaciones de radio.
El Viaje siguió con el lujo que comenzó. Llegamos al pueblo de los plateros por la tarde, y luego llegaron muchas sorpresas más. Días después en la madrugada de fresnillo, en el largo camino a pie para llegar a Plateritos. Dimos gracias a Dios por la enorme bendición de aquel viaje.


La historia estaba a punto de comenzar. Llegamos a  casa, conectamos el Radio, los bulbos fueron encendiéndose poco a poco; el sonido surgió quedo, grave, opaco, interferido. Para nosotrs -Ángel y Yo- fue  el mejor sonido jamás escuchado.
 
Fig. 1. El Radioreceptor RCA, número 1.