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jueves, 16 de abril de 2015

STAR WARS AND I . . .



Me acuerdo, si me acuerdo. . . cuando nos llevaron al hoy desaparecido cine “Palacio Chino” a ver la película de King Kong, no sé porque lo recuerdo si aún era un bebe, menos aún se cómo fue que me dejaron entrar y aún menos sé cómo es que si me acuerdo; sobre todo porque lo que siguió en mi vida solo son recuerdos de una ternura inconmensurable: son los primeros días en el pueblo de Tlalpan aun con caballos y establos, son los días sentado junto a Abue lavando la ropa y las entrañables salidas al mercado, de compras, de paseo, y muchos King kongs de plástico inflado mexicano con su “Jane” adosada al hombro de  juguete y yo jugando mucho; y luego, muy poco después, los locales de juguetes en el mercado se llenan de unos muñecos raros, un humanoide negro con algo como un bastón rojo; luego llega a mi mente que por esos días veo en la tele un anuncio del cine, una nueva película, la historia está por comenzar, veo a ese mismo humanoide  del mercado en el anuncio de la tele brincar sobre una plataforma atacando a un humano y luego unos robots y luego el silencio de los años…

Fig. 1. Aspecto del personaje humanoide.